Mediterráneo Nocturno V5: Capítulo 0

Algo extraño ha ocurrido.

Desde hace dos noches, el Valencia Chic no ha recibido su reparto nocturno de sangres de diversos sabores y resonancias para su exclusiva clientela. A la tercera noche, un camionero que la Señora Meritxell nunca había visto, apareció en el local con una historia falsa sobre problemas con la distribución. Sin mediar palabra, la Señora Meritxell lo decapitó y, acto seguido, llamó a nuestros protagonistas: Kirian, Will, e Ilia. Allí, la Señora Meritxell les presentó a Sara, una Ventrue que trabajaba para el Movimiento Anarquista en condición de distribuidora de mercancías. Tras una rápida visita a los sótanos del Valencia Chic y después de habar con algunos de sus amigos y contactos allí abajo, los cuatro se pusieron en marcha. Con los contactos sobre empresas de transporte de Sara, rastrearon a la distribuidora de sangre hasta una nave del puerto esa misma noche. Una vez allí, investigaron hasta encontrar la nave industrial que buscaban. La puerta estaba abierta pero en el interior no había ninguna luz. Algunos ruidos se escuchaban al fondo, en una garita cercada por cristales.

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La muerte de Sara

Sonidos de una televisión. Una que emitía un reality show. Con sigilo, se adentraron en el almacén pero un ruido metálico y seco que reverberó por las pareces rompió el silencio. Al instante siguiente, Sara se desplomaba sonbre el sucio suelo de la nave, con la cabeza reventada por un disparo. Había muerto. Los supervivientes se apresuraron a salir de allí, llamaron a la Señora Meritxell y esta les proporcionó un piso franco en el pueblo de Sueca para que pasaran la noche, escondidos.

 


Es una nueva noche y nuestros tres protagonistas se dirigen al Valencia Chic a dar el parte en persona a su jefa. Pero algo nuevo les espera allí…

Mediterráneo Nocturno V5: Introducción

Bienvenidos al Valencia Chic.

Una pequeña puerta con un sencillo rótulo, sin luces ni grandes adornos que esconde, como si de una matrioska se tratase, mentira tras mentira. Al cruzar el umbral nos encontramos con unas paredes demasiado adornadas con exagerados neones y mucho color rojo y fucsia. En las pequeñas y escuetas mesas, a la luz tenue de las velas, hombres y mujeres de mediana edad esperan que alguna de las chicas los lleve arriba, donde se encuentran las habitaciones del local, mientras que gente de todo tipo se acerca a la barra a beber mientras disfrutan tan solo de la oscuridad, el anonimato… y el espectáculo. Nina no parece haber cumplido los 18, pero canta como un ángel caído y con su voz y Presencia llena el minusculo escenario. Las propinas son en parte gracias a ella.

Pero no todo es lo que parece… Sigue leyendo

Estrella del Alba (con Gael)

Hace mucho que no escribo en este blog.

La campaña de Mediterráneo Nocturno anda un poco abandonada entre partidas de otros juegos de rol, sobre todo de mazmorreo, aunque me gustaría retomarla en algún momento. De entre todos  los personajes creados, en mis partidas de Vampiro, creo que aquel que ha trascendido más allá del simple estatus de PNJ ha sido la vampira Estrella del Alba. Seguidora de Set, líder anarquista, hermosa, peligrosa, lesbiana, tatuada… y amante de uno de mis personajes, la Toreador (a veces anti-tribu, a veces anarka) Gael.

Mientras que Gael (el personaje transexual creado e interpretado por la cosplayer Florencia Sofen, mi pareja) estaba inspirado en un batiburrillo de figuras famosas por su look ambiguo y andrógino como los fallecidos Bimba Bosé y David Bowie, la imagen física que se formó en mi cabeza al crear a Estrella del Alba fue la modelo Cara Delenvigne. Hace tiempo que dije que intentaría conseguir alguna ilustración de ambas y, como resulta que hoy es el «Día de la Visibilidad Lésbica», he pensado que es un momento tan bueno como cualquier otro para enseñaros esto. Disfrutadlo:

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PD: La ilustración completa está en Patreon.com/Fali

Mediterráneo Nocturno: Wild Puss in Boots

Tras un tiempo de descanso, sin saber de nuestros vampiros favoritos, volvemos a Mediterráneo Nocturno para contar lo acaecido la noche que nuestros queridos Max, Leo, Valis y Gael (con Claire inconsciente tras su brutal Frenesí) escupieron a la cara del Arzobispo Joan asesinando (y diabolizando) a su amante, el «joven» Ivan, destruyendo a varios Lasombra de las Corbatas Negras, y poniendo patas arriba toda Valencia, accidentes de tráfico múltiples en la Ronda Norte incluido. Recapitulando: Todos fueron a esconderse en el cementerio de Benimaclet (Valencia), Claire cayó sin sentido en una tumba abierta que estaba excavando ni más ni menos que Max (suponemos que para su novia Tremere de la Camarilla, asesinada por el Arzobispo). Pero, ¿y ahora qué?

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Wraith: Un cuento de Navidad

 

Al salir del coche, se cercioró de que lo llevaba todo: las velas, el arbolito, una botella de Petit Verdot, y toda la cena preparada en una de esas neveras portátiles que parecen dados gigantes de lona. Subió en el ascensor tarareando el último villancico que había escuchado justo antes de salir del centro comercial donde había estado comprando los platos preparados que llevaba. Se detuvo en la séptima planta y, al salir, tanteó el fondo de su bolso con la punta de los dedos sin mirar siquiera mientras se aproximaba a la puerta, hasta encontrar las llaves.

Todo estaba exactamente igual que la última vez que estuvo allí. Oscuro, vacío, con una capa de polvo que lo cubría todo y un acre olor a humedad y a cerrado que, curiosamente, era lo que se le antojaba más «familiar». Limpió un poco, lo mínimo, y sirvió la cena aún caliente sobre la mesa del comedor. Se sentó, presidiendo la mesa, y esperó. Con la mirada perdida, clavaba los ojos en la pared, escuchando a lo lejos el sonido amortiguado de la vida urbanita nocturna, el ruido encapsulado del agua dentro de las cañerías, y las voces ininteligibles de los vecinos del bloque.

—¡Mamá! —la voz venía de atrás y, al girarse, se encontró con lo que esperaba, una niña pequeña, de unos seis años, con una melena leonina rubia y bucles cayendo sobre sus hombros, que la miraba con una sonrisa enorme—. ¿Qué hay para cenar?

—Pularda rellena, cielo —contestó con calma, devolviéndole la sonrisa—, ¿te has lavado las manos?

—Pues claro —la niña se sentó a la mesa, a la izquierda de ella; su cuerpo, translúcido, dejaba ver a través de él, el respaldo de la siella.

—¿Y tu padre? ¿Aún no ha vuelto de trabajar?

—No lo sé, creí que estaba contig…

—¡Qué bien huele! —un vozarrón grave y gutural, desde la puerta; su dueño se acercó a zancadas, haciendo un ruido estrepitoso de botas con suela de cuero machacando el parqué del suelo, y plantó un beso que a ella le pareció como un cubito de hielo—. Eres la mejor, qué hambre tengo, joder.

—Pues antes ve a lavarte las manos —contestó ella con suavidad; el hombre se miró cómo si le hubieran dicho la mayor tontería del mundo, mientras el delantal que otrora podría haber sido blanco, presentaba tantas manchas de sangre rojas y marrones que parecía no haber sido lavado nunca.

—¿En serio? Amor, si estoy famélico… —la broma era mucho más efectiva viniendo de aquel hombre calvo y semitransparente, alto como un armario y robusto como un roble—. Por cierto —dijo sentándose a la izquierda de ella y haciendo caso omiso a sus palabras—, hoy viene mi madre a cenar.

—Tranquilo, corazón, la cena hoy es copiosa y ya sabes —le guiñó un ojo— donde comen tres, comen…

—¡Diez! —refunfuñó la anciana sentándose a la mesa, frente a ella.

—Suegra —ella suavizó aún más la voz enarcando una ceja—, la veo estupenda.

—Ya, ya… veamos qué has traído para la cena… —murmuró la vieja arrugando la nariz y esperó mientras le servían una buena ración de carne de pularda con salsa de manzana y puré de almendras.

Lifeweb_sigilLa cena fue distendida y la sobremesa se alargó. La niña habló de un vampiro triste que había perdido a su novia, la anciana refunfuñó y el hijo de esta se rió como un dragón. Jugaron al Monopoly, hizo fotos con su teléfono, cantaron, bailaron y, a las 12 de la noche, el silencio se hizo. Recogió la cena y limpió en silencio. Se puso el abrigo y echó un último vistazo al piso. Suspiró antes de abrir la puerta, y cerró sin mirar atrás. El camino de vuelta, en su coche, lo hizo en silencio. No quería canciones, ni villancicos, ni anuncios de juguetes. Cuando aparcó en el garaje privado del edificio de oficinas donde trabajaba, se dio cuenta de que casi todo el mundo se había ido a pasar la noche con la familia. Al entrar en el edificio, solo el conserje la saludó, eso sí, con una sonrisa afable y sincera. Llegó a su despacho, no se quitó el abrigo y se sentó a escribir. Escribió durante una hora, a mano, y sin parar. Odiaba hacer informes, y odiaba hacerlo de noche. Cuando terminó, suspiró y cogió el móvil enviando datos vía wifi para imprimir algunas fotos y, al mirarlas, antes de graparlas al informe, susurró:

—Feliz Navidad.

Una única lágrima cayó sobre la foto donde se veía claramente al hombre alto, su anciana madre y la niña, todos ellos traslúcidos, como hologramas, comiendo y riendo, con la felicidad en sus rostros. La limpió y llevó la carpeta al despacho de su jefe. Al cerrarla, vio el logotipo marcado en tinta negra sobre la cartulina: Orpheus. Suspiró, se tragó las lágrimas y se fue a casa. Sola.


Este Capítulo Especial es un pequeño relato navideño, hecho a toda prisa pero madurado desde hace días, está entroncado con lo ocurrido a nuestros protagonistas vampiros. Espero que os guste, yo me lo he pasado genial escribiéndolo. Ah, por cierto…

Feliz Navidad.