Mediterráneo Nocturno: Valencia, Capítulo 4

El mensaje de César no podía ser más profético…

Cuando, todos y cada uno recibieron el mensaje de César, el joven Corbata Negra que se había quedado en casa estudiando las posibilidades dentro de la lista de pruebas que habían conseguido -ya por Vicenç, ya por Estrella del Alba-, no se esperaban lo que encontrarían allí.

Con la puerta entreabierta y un charco de sangre derramándose y amenazando con salir del piso, nuestros protagonistas entraron para encontrarse al que hasta el momento había sido su compañero de investigaciones, muerto. César colgaba de la ostentosa lámpara de araña, atado con cadenas, y con tantos cortes en el cuerpo que lo más probable es que se hubiera desangrado con no demasiada lentitud. Pero no estaban solos. Desde el sofá, una oscura figura los observaba sin inmutarse, sin hacer ruido ni decir una palabra. Sus extrañas palabras, lo caótico de sus movimientos, y su total falta de empatía a lo que parecía llevaba un rato observando, les dio las pistas para cerciorarse de que estaban hablando con un hijo de Malkav. El lunático, según sus propias palabras, había llegado allí siguiendo las voces que siempre lo guiaban, y se encontró con el berenjenal. Que oliera como una cloaca pero que no llevara encima una sola gota de sangre, los convenció a todos de que no había tenido nada que ver. Al bajar el cuerpo, seco, sin vida, se dieron cuenta de que llevaba en un bolsillo las pistas que había podido encontrar -escritas a mano en un papel- y, antes de que pudieran siquiera reponerse. Iván, el amante del Arzobispo Joan, apareció, oscuro como la noche y silencioso como la muerte, en la puerta de la escena del crimen.

Perfecto. Es mucho mejor así, todos juntos —sin inmutarse por la visión del Lasombra muerto, les tendió un pequeño sobre—, así no tengo que ir buscándoos uno por uno para daros esto —les lanzó un pequeño sobre de papel plateado y, tras invocar a las sombras con su disciplina, desapareció tan sigilosamente como había llegado. 

Al abrir el sobre, se quedaron extrañados, era una invitación. Una invitación para una fiesta del mismísimo dirigente cainita de Valencia:

Quedan todos cordialmente invitados a la fiesta que se celebra esta noche en el Hotel Caro de Valencia. La asistencia es obligatoria para todo aquel que reciba esta invitación.

Atte.

Joan «el Ángel», Arzobispo de Valencia

Con tal información, y con una celebración inminente celebrada por el superior directo de la Archidiócesis de Valencia, nuestro grupo de vampiros solo podían hacer una cosa: acudir a la invitación… o atreverse a rehusarla.

¿Qué harán? 

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